Un equipo de programadores, ingenieros y médicos de la ciudad de Rosario mostraron el primer prototipo de un invento pionero en el país: una silla de ruedas controlada por el pensamiento.
Las sillas de ruedas eléctricas ya existen desde hace años en versiones de menor o mayor complejidad: existen las más tradicionales que se manejan con un joystick y están aquellas, como la del famoso científicoStephen Hawkins, que se mueven por comandos de voz o hasta captando guiños en los ojos.
Pero esta versión da un paso más adelante: la creación del equipo de la empresa Interactive Dynamics, junto a especialistas de la Fundación Rosarina de Neuro-Rehabilitación responde nada más y nada menos que a las órdenes que el usuario esté pensando. Así, pacientes con problemas con parálisis facial por ejemplo, tienenuna nueva oportunidad para desplazarse.
Pero esta versión da un paso más adelante: la creación del equipo de la empresa Interactive Dynamics, junto a especialistas de la Fundación Rosarina de Neuro-Rehabilitación responde nada más y nada menos que a las órdenes que el usuario esté pensando. Así, pacientes con problemas con parálisis facial por ejemplo, tienenuna nueva oportunidad para desplazarse.
¿Cómo ocurre esto? Las señales eléctricas que emite el cerebro son capturadas por un «casco» colocado en la cabeza del paciente y que funciona como un electroencefalógrafo que percibe la actividad del cerebro. Este a su vez las envía a una computadora con un software que primero las decodifica, y luego las transforma en órdenes para el motor de la silla de ruedas.
Así, se logró un desarrollo pionero en el país interviniendo una silla de ruedas electrónica que ya existía, gracias a un programa desarrollado específicamente y a este casco que permite captar las señales del cerebro. Es decir, lo innovador de esta silla es la interfaz —sobre todo el software—, que permite transformar señales eléctricas en movimientos de los motores que guían la silla de ruedas.
Además esta silla posee sensores de detección de obstáculos adelante y atrás, que permiten aumentar su nivel de seguridad: se detiene automáticamente ante escalones u objetos que puedan golpear al paciente. Este mecanismo es similar al que poseen los automóviles modernos para evitar golpear obstáculos al momento de estacionar.
Así, se logró un desarrollo pionero en el país interviniendo una silla de ruedas electrónica que ya existía, gracias a un programa desarrollado específicamente y a este casco que permite captar las señales del cerebro. Es decir, lo innovador de esta silla es la interfaz —sobre todo el software—, que permite transformar señales eléctricas en movimientos de los motores que guían la silla de ruedas.
Además esta silla posee sensores de detección de obstáculos adelante y atrás, que permiten aumentar su nivel de seguridad: se detiene automáticamente ante escalones u objetos que puedan golpear al paciente. Este mecanismo es similar al que poseen los automóviles modernos para evitar golpear obstáculos al momento de estacionar.
El sistema está programado de forma tal que, ante diferentes estrategias de pensamiento o con pequeños movimientos faciales también, como cerrar los ojos, levantar las cejas, apretar los dientes o mover los labios, la silla se mueva en la dirección indicada.
Este tipo de tecnologías que permiten entender órdenes realizadas por el cerebro no son nuevas. Se llaman interfaces cerebro-computadora, o BCI por sus siglas en inglés. La cuestión es que con el avance de los años se hacen cada vez más accesibles y permiten ser aplicadas a una infinidad de casos. Incluso hay cada vez más interfaces en etapa de experimentación que se insertan directamente en el cerebro para permitir una interacción más aceitada entre máquina y cerebro. Es lo que se llama un «cerebro ampliado». Y esto puede aplicarse a muchas otras disciplinas, como el arte y el entretenimiento, por ejemplo, donde ya se puede «dibujar con la mente». Aquí vemos una excelente idea de cómo pueden ser usadas para el campo de la salud y la accesibilidad.
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