27 de noviembre de 2009

EDUCAR PARA LA DIVERSIDAD

Artículo elaborado por las alumnas de 1º año del Profesorado de Educación Inicial del I.S.F.D.yT. nº 9.
Taller de Definición Institucional “La problemática de la diversidad y la escuela”
Profesora Falcioni, Patricia.
EDUCAR PARA LA DIVERSIDAD
“No son ellos y nosotros, somos todos”.
Una reflexión para el cambio


La tendencia homogeneizadora fundacional en su momento exitosa, hoy resulta limitada y hasta es fuente del fracaso escolar como consecuencia del no reconocimiento de las diferencias.
Por lo tanto el supuesto básico de la tendencia a la uniformidad, que todos los niños llegan a la escuela en las mismas condiciones y con similares puntos de partida es hoy en día cuestionable .El maestro no puede perder de vista que la heterogeneidad es un rasgo inherente a los seres humanos y que debe poner el acento en lo que el alumno “puede hacer” para compensar sus dificultades, estimulando sus propias capacidades, alentando la confianza en sí mismo.
La escuela debe ser comprensiva y no selectiva, tiene que educar con éxito a todos los niños, jóvenes en edad escolar, por este motivo el docente debe ofrecer propuestas adaptadas a las necesidades de cada uno de ellos.
Cuando hablamos de las diferencias nos referimos a orientar la educación hacia los principios de equidad, justicia y libertad, estableciendo así un compromiso con las diferencias culturales (grupos minoritarios), los diferentes ritmos de aprendizaje, las diferentes capacidades (visuales, intelectuales auditivas y neuro-locomotoras) niños pobres, entre otras. Una educación para la diversidad debe asentarse sobre dos pilares : EL RESPETO Y LA DIGNIDAD DE LA PERSONA.
En estos tiempos, la comunidad, la familia, la escuela deben dar lugar a estas diferencias. No se trata de tolerarlas, sino de aceptarlas como parte de un patrimonio común, valorarlas como riquezas que caracteriza a una sociedad pluralista, lo diverso entendido como valor compartido.
La escuela debe ser integradora y brindar una educación de calidad, que brinde igualdad de posibilidades y que posea voluntad de desterrar las actitudes discriminatorias y de rechazo hacia lo diferente.
El rol del docente es clave en la construcción de la identidad social y cultural, es por ello imprescindible resignificar su tarea y desde la formación es necesario el aporte de conocimientos y cambios de actitudes en relación con la necesidad de aceptar y atender la diversidad. Debemos procurar la transformación de las prácticas escolares,para lograrlo se requiere un cambio en las convicciones culturales, sociales, políticas y educativas en toda la sociedad. Se necesita una educación que nos coloque en un diálogo constante con el otro.
En síntesis, la educación debe ser mirada desde la perspectiva de los derechos humanos, esto implica, entre otras cosas problematizar la realidad, analizar las tensiones que provoca la vivencia de los derechos ciudadanos, el reconocimiento de la diversidad, el respeto por el otro, el reconocimiento a la heterogeneidad, el aprendizaje de vincularse con las necesidades propias y la de los demás.
No se puede dejar de plantear el desafío que esto implica tanto al trabajo que se refiere con las resistencias, como a la instalación de una cultura de cooperación.
Creemos que se pueden lograr cambios, las transformaciones son lentas pero posibles. Deseamos que el rumbo de la educación haga suyas aquellas estrofas de Joan Manuel Serrat que dicen:

No sé si me gusta más de ti
lo que te diferencia de mí
ó lo que tenemos en común.

Te guste ó no,
me caes bien por ambas cosas.
lo común me reconforta
lo distinto me estimula.

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